Vereda #20. Solo era un cartel
“Mira, esta es mi madre cuando subía a las eras y esta que sale bailando soy yo de joven. Este será P. cuando era pastor de niño. Me he quedado un rato mirándolo y reconocía casi todo”.
Mientras esperaba mi turno en la farmacia, identifiqué en esa conversación entre vecinas ajenas a mi presencia que estaban hablando del cartel que yo había diseñado para el festival de arte de esos días. Sonreí para mi y, sin que nadie se diera cuenta, me recorrió la espalda una sensación de éxito. La imagen les pertenecía y ellas y su memoria, pertenecía a la imagen. Se había creado una relación.
Vivir en el pueblo me ha quitado muchas capas accesorias. Algunas tienen que ver con lo personal y lo social pero muchas otras se relacionan con lo profesional. Elimina el humo; Recuerda para quien estás diseñando; Olvídate de arquetipos y escucha; No te dejes a nadie por el camino; La teoría y el pensamiento están bien pero sobre todo, haz.
Muchas de las políticas, iniciativas, experiencias y diseños que afectan a los medios rurales se gestan en despachos u oficinas llenas de ordenadores y post-its. Y aunque esto no es intrínsecamente malo, carece de equilibrio. Miradas autóctonas y un diseño realmente centrado en [todas] las personas, o mejor aún en los territorios, compensarían la balanza. Sería más fácil conectar las visiones estratégicas con el imaginario y lenguaje vernáculo. Tocarían las teclas que remueven por dentro a la gente y que les hace parte activa y necesaria de su propio contexto.
Solo era un cartel. Algo efímero y pequeño que el viento y la lluvia harán pronto caduco pero es ese momento cotidiano y esa conversación casual entre paisanas la que convertí desde ese momento en prueba de que se pueden hacer las cosas desde desde otro sitio que se entiende mejor y que se siente más propio.
🔈 Puedes escuchar la versión narrada de esta carta aquí.
🍃 El sonido de la naturaleza. Literalmente.
No soy nada de prestar atención a los videos que se hacen virales pero llegó a mis ojos Modern Biology y su serie de videos en las que el músico y biólogo creaba obras a partir de la bioelectricidad de organismos como champiñones, bayas, sandías o cerezos. No he podido evitar quedar enganchada a esta magia durante unos días. Quizás te pase lo mismo. Eso sí, si la sola idea de sumergirte en el mundo del scroll infinito y los videos cortos te pone los pelos de punta, puedes escucharlo con más calma aquí.
✨ Festivales de arte enraizados
Soy defensora de que la vida en los pueblos va más allá del verano pero eso no quita que la vibración propia de estos meses acoja festivales que te calan de los pies a la cabeza. Camprovinarte está entre aquellos a los que más cariño guardo por su autenticidad, por el cuidado con el que se hace y por lo mucho que reivindica una visión de los pueblos más viva, más real y con mucho futuro.
Hasta aquí esta Vereda veraniega. Nos vemos en la próxima 👋