Vereda #18. Ese hilo que nos conecta
El lugar en el que yo me crié es uno de esos espacios colmena de los que se habla cuando te imaginas la ciudad. Incrustado dentro de una vida de barrio que, menos mal, le da dado siempre un carácter más cálido y cercano.
Un día me dio por contar cuánta gente vivía en el edificio. Dejé de sumar cuando superé los mil, unas cuantas veces el tamaño del lugar en el que vivo ahora. En el pueblo conozco a todo el mundo. Bueno, a todo el mundo no, pero sí he visto u oído hablar sobre la gran mayoría. No es ninguna proeza, sino un saber que se da por hecho y para el que aún me faltan una cuantas horas de charrada con las vecinas.
Hace unas semanas, mientras visitaba a mis padres, presencié una junta vecinal. Había surgido uno de esos debates que se hacen importantes porque tocan valores, derechos y principios. Mis padres vivían el tema con intensidad y se habían convertido en activistas contra la discriminación que sufría una de las personas encargadas del mantenimiento. El conflicto llevaba meses en curso y aquel día se decidía qué acciones se iban a tomar. El patio estaba lleno de sillas y gente de pie en torno a la mesa. Nunca antes había visto esa escena. Nunca me había molestado en participar en uno de esos encuentros. Conecté con parte de lo que había aprendido sobre los pueblos y sus propia juntas vecinales, en muchos casos ya extintas pero vitales en el desarrollo de la vida hasta hace no mucho. Conecté con la participación ciudadana de la que tanto se habla.
Pensé que la imagen que tenía delante era la representación viva del conflicto que surge de la convivencia. Un conflicto que les acercaba y alejaba a la vez. Personas que jamás habían hablado, compartían impresiones lado a lado. A veces para mirarse y asentir. Otras para discutir acaloradamente. Les observé detenidamente. De todas ellas, sólo cuatro me eran conocidas.
CUATRO.
El resto pasaban por absolutos extraños. Durante más de veinte años había compartido espacios, zona de juegos, garaje, rellano, puertas y buzones con todas ellas y no conocía ni sus caras. Mucho menos sus nombres, qué les gusta, cómo son, con quién se llevan bien y a quien no soportan. Me resultó extrañísimo no saludarles. Sentía la necesidad de decirles: “Eh, que yo crecí aquí. Soy la de F y J, los del tercero. He jugado en este patio. En esa esquina me hice una brecha de la que aún conservo cicatriz. Mira”. Pero esa red no estaba tejida. La cercanía física no había traído consigo lazos. Un puñado de extraños juntos y absolutamente aislados al mismo tiempo.
Pensé que si una junta vecinal como esa tuviese lugar en mi pueblo, al menos conocería a la mayoría de las personas. También habría conflictos, puede incluso que más intensos pero todo el mundo sabría quién es quién, de qué casa viene. Mucha gente conocería a la familia, su historia. El hilo que nos une sería un poco más visible y podríamos tirar de él si las distancias que genera el conflicto se hacían demasiado grandes, ¿o habría quien sintiera el hilo como una cuerda que ata? Me quedé imaginando ese hilo dibujándose entre personas y de ellas viajando a sus casas, a los árboles, a las huertas. El hilo terminaba hundiéndose en la mismísima tierra. Estaba todo conectado.
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🔕 Esta semana no habrá versión narrada de Vereda porque no tengo la voz para mucha lectura. Nos escuchamos en la próxima 🍃
📚 Un libro para estar pocha en la cama o gozando al sol
Después de una semana con fiebre puedo decir que mi mejor compañía ha sido “Lo demás es Aire” de Juan Gómez Bárcena. Un libro maravillosamente escrito que cuenta la historia de un pueblo a través de sus habitantes saltando entre fechas, años y sentires. Por cierto, ahora que está de moda hablar del auge en el género ruralita, me pregunto si no estamos pecando de encasillamiento. ¿Acaso se habla de género urbano? ¿Será que estamos dejando que se considere que lo urbano es lo universal y lo rural lo particular? Ya me imaginaba.
Ahora que empieza el verano, espero que podáis tomaros un respiro y comenzar la próxima temporada con fuerzas. Vereda seguirá entre noches a la fresca, vacaciones y lecturas al sol así que nos vemos en la próxima 👋